Beekeepers in Glostrup
Beekeepers in Glostrup es una pieza de vídeo sensorial en la cual Viggo, el apicultor senior de la Asociación de Apicultores de Copenhague (KABF), ofrece un espectáculo íntimo de unión con sus abejas. La interacción de Viggo con sus abejas hace que el aura de miedo y peligro inminente que comúnmente rodea a estos insectos se desvanezca. Viggo parece rendirse a la potencial picadura de las abejas expresando así el deleite interno de ser apicultor. Filmado en un frío domingo de verano el resto de los apicultores de la asociación observan la peculiar interacción de Viggo con la colmena. Un espectáculo cómico, delicado y perturbador al mismo tiempo.
Filmado a 96 fotogramas por segundo, la pieza lleva el estilo de documentación vérité a un terreno más psicológico. La cámara lenta acompañada de las casi ultrasónicas texturas sonoras nos empuja hacia adentro, hacia la colmena, hacia la memoria enterrada.
El sonido vibrante de las abejas está grabado con un micrófono de contacto colocado sobre uno de los panales dentro de la colmena. Lo registrado es la documentación audible de las vibraciones de las abejas mientras chocan con la superficie de la cera. Este parpadeo sonoro resulta visceral una vez amplificado. Es el producto del movimiento de las diminutas alas y patas de las abejas y de las vibraciones intermitentes que viajan a través de la cera. Vibraciones que se funden con el sonido crujiente de la canción ancestral que está por sonar y con el parpadeante grano de la imagen.
La canción, Home Sweet Home, está envuelta en un manto de ruido analógico que nos transporta a un tiempo lejano. Es una de las grabaciones más viejas jamás hechas. Fue registrada en Dinamarca a finales del siglo XIX y pertenece al archivo sonoro de la Colección Ruben de la Biblioteca Real de Dinamarca. La canción, de la que su interprete se desconoce, fue grabada en cilindro de cera con el primer fonógrafo traído a Dinamarca. Este formato de grabación, desaparecido ya, era el más popular en la época. Las vibraciones del sonido, de la voz y el piano en este caso, son registradas sobre el cilindro en forma de hendiduras. De este modo la canción queda atrapada en la cera y envuelta en una textura de ruido que nos recuerda al sonido del interior de la colmena. Una especie de grano sonoro que evoca un tiempo de nostalgia familiar. Un deleite con aguijón.